Historia de Grazalema | Artesanía textil en la sierra

La fabricación de mantas y textiles de lana en Grazalema

Durante el siglo XVIII y la primera parte del XIX, Grazalema fue un pueblo importante de la provincia de Cádiz debido principalmente a sus productos de lana. En 1850 había unos 9.000 habitantes en el pueblo que, debido a su actividad comercial y administrativa, era conocido como “Cádiz El Chico”.

A pesar de su situación en la sierra, a unos 900 metros sobre el nivel del mar, Grazalema no era un pueblo aislado que languidecía a la sombra de la cumbre de San Cristóbal. Aparte del floreciente comercio de la lana, era el centro judicial y administrativo de la comarca que comprendía Benaocaz, Ubrique, Villaluenga, El Bosque y Benamahoma donde vivían unos 20,000 habitantes.

Blasco Ibáñez, Pérez Clotet y los hermanos José y Jesús de las Cuevas hicieron múltiples referencias a las mantas y capas de Grazalema, y Romero de Torres cuenta cómo antes del incendio que destruyó el archivo municipal, éste había contenido el Real Decreto por medio del cual Felipe V había otorgado privilegios a los que fabricaban textiles y productos de lana. “Por ello se puede apreciar ,” escribía el autor, “la grandísima importancia que tuvo este pueblo desde tiempos antiguos como centro eminentemente fabril hasta hace algunos años en que, por desgracia, ha decaído de tal modo esta industria que apenas quedan dos ó tres fábricas que sigan tejiendo los renombrados paños y mantas de Grazalema" que puede ver en www.mantasdegrazalema.com

Se utilizaban treinta mil arrobas de lana en la fabricación de estos textiles. Había diversas industrias auxiliares, tales como el lavado, tinte y abatanado de la lana y unos 4.000 personas trabajaban en la industria. A veces las fábricas prestaban dinero y materia prima a los trabajadores que, en general, trabajaban en su casa junto con los demás miembros de la familia. En otros casos los vecinos compraban la lana por su cuenta y la llevaban a la fábrica a hilar. La gente tenía sus telares en casa y la familia entera estaba involucrada en el diseño y tejido de los textiles y las mantas que después llevaban a las fábricas a abatanar y cardar. Luego vendían las mantas a título individual a los comerciantes de los pueblos y aldeas de la comarca, a exportadores u otros intermediarios. En algunas ocasiones usaban las mantas como moneda de cambio para saldar sus deudas. Así funcionaba resumidamente  la artesanía textil en la localidad.

Se dice que Grazalema es el pueblo más lluvioso de España y a esta circunstancia se debe el secreto de sus lanas que son más limpias y mejor lavadas que la lana de otras zonas.

La industria de la lana en España, que antaño exportaba prendas de lana a países sofisticados en cuanto al sentido de la moda, entró en un declive muy lamentable y la estocada final la dieron los gobiernos sucesivos al adoptar políticas de libre comercio.

Como consecuencia de este declive fue imposible desarrollar la industria de peinado de lana en España. Por consiguiente la lana fue comercializada mayormente como materia prima y el peso se convirtió en el factor más importante, lo cual incidió negativamente sobre la calidad de la lana. Este declive general de la industria y el cambio en la manera de evaluar la calidad de la materia prima afectó la cabaña nacional que en su día había producido la mejor lana del mundo. Afortunadamente la raza merina como tal no sufrió ya que hoy día España produce productos de lana de la misma alta calidad de antaño.

Los pastores dejaron de prestarle atención al brillo y la limpieza de la lana, concentrándose sobre el peso que aumentaban llevando los rebaños por caminos de tierra e incluso se esforzaban en mantener sucios los rediles para que la lana se impregnase de tierra y polvo. En los casos más extremos la lana, una vez peinada, rendía tan sólo el 35% del peso comprado.

Sólo la lluvia de Grazalema evitó los casos de abusos más extremos, ya que los rebaños se lavaban de forma “natural” justo antes del esquileo. En Grazalema un vellón rendía (y sigue rindiendo) el 50% de lana.

Fibras naturales y fabricación artesanal

En los últimos años se ha desarrollado en muchos países vecinos el gusto por productos naturales; fibras y colores naturales y métodos artesanales de producción – la humanización del producto en definitiva. Además, está claro que hay personas que están dispuestas a pagar un poco más por productos fabricados de esta manera. Es indudable que esta tendencia ha facilitado el desarrollo moderno de Artesanía Textil de Grazalema.

Aparte de los artículos tradicionales, también se producen nuevos diseños y se mezclan materiales. Hay un enorme potencial para colaborar con los artesanos de la piel (bolsos elaborados en lana y piel) donde los costes relativamente altos de los materiales artesanales son compensados por la etiqueta en el producto final.

Las fábricas más antiguas eran hidráulicas y toda la maquinaria (salvo los telares por supuesto) la accionaba una enorme noria de hierro que pesaba más de 10,000 kgs. Se ha estado utilizando una noria así en la fábrica hasta hace pocos años y está en perfectas condiciones de uso. Con un diámetro de 10 metros, se requieren 25 litros de agua por segundo para mover la noria que, a su vez, hace funcionar toda la maquinaria utilizada en el proceso de fabricación de las mantas.

Este proceso es a la vez muy interesante y complicado. En primer lugar la lana es clasificada: se coloca sobre una “mesa” denominado zarzo, cuya superficie es una red a través de la cual se caen las impurezas más grandes." En un vellón hay unas doce categorías de lana: la “barba” del animal, el “hombro”·, el “costado” (la lana de mejor calidad), el “collarín”, la “espalda”, el “hombro inferior”, el “vientre”, el “lomo”, la “frente” … Además de clasificar la lana según estas categorías, también son de gran importancia la raza y la calidad del ganado.

En su estado crudo la lana contiene entre un 20% y un 70% de fibra pura y el resto es agua e impurezas, mayormente las grasas naturales del vellón que son segregadas a través de la piel del animal. Estas grasas cubren las fibras de lana que son de queratina.

En Grazalema seguimos utilizando un método ancestral para el lavado de la lana. Se introduce la lana en un recipiente lleno de agua a más de 60ºC para así separar las grasas. A continuación la lana se enjuaga en agua fría, y al día siguiente se tiende al sol sobre una plataforma de secado construida delante de la fábrica para tal fin. Una vez seca la lana, se inicia el proceso de hilado. La lana se coloca sobre una máquina conocida como “El Diablo” que consta de un cilindro central cubierto de dientes con cera. Esta máquina empieza a separar las fibras de la lana que se compactaron durante el lavado y prepara la lana para el proceso de cardado. La carda mecánica produce una fibra bruta que la máquina de hilar retuerce para producir el hilo.

Normalmente se prepara la urdimbre para unas veinte mantas según el diseño y el tamaño deseados. Una vez colocada la urdimbre en el telar se inicia la labor de tejido propiamente dicho, dejando un espacio entre cada manta. Estos hilos sueltos que separan las mantas son los que al final serán trenzados para formar los flecos característicos de las mantas de Grazalema. Cada fleco consiste en un determinado número de hilos que se trenzan con un nudo al final. Este nudo es típico de Grazalema. Este detalle ya indica el sumo cuidado con que se fabrican nuestras mantas.

Después las mantas son abatanadas y peinadas antes de ponerse a la venta.

Las mantas de Grazalema son un ejemplo del auténtico arte del artesano. Famosas antaño a lo largo y ancho de España, también se exportaban a Europa y América del sur.

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Cáusas del declive de la artesanía textil de Grazalema en el siglo XIX

Durante varios siglos la artesanía textil de Grazalema se destacó en la región como centro manufacturero. Sin embargo, durante la década de 1870 el pueblo empezó a decaer muy rápidamente debido a la influencia de la fabricación industrial en los centros urbanos. Esta presión desde el exterior arruinó la economía del pueblo. Además del declive económico de Cádiz y la crisis financiera que sufría España, Grazalema acusó los efectos de la Revolución Industrial de Gran Bretaña. Durante la primera mitad del siglo 19 se consolidó en Cataluña una importante base industrial. El crecimiento de la industria del algodón transformó la base de la economía catalana. Los industriales catalanes visitaron Inglaterra y Francia y modernizaron su maquinaria, triplicando así la producción de algodón entre 1830 y 1840.

Los estudios del desarrollo de la industria catalana tienden a destacar los aspectos positivos del mismo y en general han dejado de examinar los efectos que tuvo esta expansión industrial en el resto de España. A pesar de que hace referencia a las políticas proteccionistas de la industria textil de Castilla y Cataluña, el eminente historiador Vicenz Vives no menciona las repercusiones en la estructura económica andaluza. En general se atribuye el subdesarrollo de la economía andaluza durante los siglos 19 y 20 – e incluso los andaluces lo han entendido así - a la falta de reforma agraria y patrocinio local. Sin embargo, éstas no fueron las únicas causas.

Cataluña fue, sin duda, el lobo más feroz que tuvieron que enfrentar las ovejas de Grazalema. Debido a la falta de vías de comunicación con el mundo exterior, el pueblo se encontraba aislado de sus mercados. No estaba ligado a la red ferroviaria que empezó a construirse en España a partir de 1848 y, al carecer de otros medios modernos de transporte, a la industria local le resultaba imposible competir debido a los elevados costes de los métodos tradicionales de transporte. Al no disponer de maquinaria moderna ni la capacidad de traer algodón u otros materiales, la industria de Grazalema entró en declive.

Al desplomarse la demanda algunos fabricantes cerraron sus fábricas mientras que otros siguieron fabricando para los mercados local y provincial aunque redujeron la plantilla. Miles de trabajadores perdieron el empleo. La situación se hizo desesperada. Las autoridades locales entraron en bancarrota y las ayudas provenientes de la capital provincial eran mínimas. Durante la segunda mitad del siglo 19, en vez de exportar mantas, Grazalema exportaba mano de obra a gran escala.

Los trabajadores se dispersaron por toda España y muchos emigraron a California, Cuba, Argentina, Puerto Rico e incluso a Hawaii. Grazalema se había convertido en otra víctima del proceso de industrialización que estaba transformando el norte de España.

Bibliografía: Serrán Pagán, Ginés: El Toro de la Virgen y la industria textil de Grazalema. Revista española de investigaciones sociológicas, ISSN 0210-5233, Nº 5, 1979 págs. 119-136

La Oficina de turismo de Grazalema ofrece importante información acerca de la historia y tradición textil de la localidad así como de las oportunidades de ocio. 

Horario de visita al museo

Lunes a Viernes:

               9:30 a 13:30 h

Sábados, Domingos y Festivos: Cerrado

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